voy caminando por el metro conectada a los audífonos de mi reproductor de mp3. Esquivo a uno, dos, tres, cuarenta fantasmitas de PacMan. Hace calor y sin embargo siento deseos de correr, y deseos de tener patas de mosca para poder correr por las paredes o por el techo. Se acaba la canción y me río y me da lata que la vida sea tan enfermantemente real.
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