Cuando era niña, me resultaba tan fácil escribir. Tenía el don de la palabra, o al menos, eso creía.
Pero creer es poder, dicen.
Podía, entonces, escribir. Podía dominar al mundo. Podía burlarme de todo y de todos. Creía en la importancia de cada palabra que ingenuamente escribía.
Crecí. Y en mí, la poesía se volvió amarga.
Después, se tornó blanca, verdosa.
Ahora, le están saliendo pelos.
2 comentarios:
Deja mencionarte lo cercana a la realidad que te encuentras al mencionar la diferencia entre los escritos de antaño y los de la actualidad, en mi caso personal ya no encuentro las palabras, frases y/u oraciones para describir aquello que antes parecía tan sencillo y significativo.
Últimamente lo más cercano a ello a sido ponerme a criticar (constructivamente) los escritos, dichos y pensamientos de otras personas y encontrarles luego de una pequeña conversación el sentido principal y primordial de sus pensamientos (su esencia). La diferencia es que si me dispongo a transcribir lo que pasa por mi mente, no he podido más que marchitar aquello que antes estaba sin falta de risas, con algún tipo de mensaje subliminal para aquellos que se den el tiempo de darle una que otra vuelta a los motivos de los cuales escribo.
Nunca fui capaz de hacer una poesía, con excepción de cuando estaba en el colegio y estaba llegando a la enseñanza media de mi pais y cada escrito se inundaba de rosas. El resto del tiempo les quise llamar "Escritos" ya que nunca me creí capaz de hacer poesía, y en lo que escribía intentaba hacer agente activo al lector, dando situaciones que representaran e identificaran a una gran cantidad de personas, y como siempre, no importaba lo que escribiese sino los sentimientos que me hacían hacerlo, quizás eso es lo que tengo que recuperar.
oye! yo también lo estaba pasando bien en la matriz, también no kería nacer, bueno, no fue por posicion podálica, a mi me tuvieron ke sacar con forceps, todavía tengo un huevo en la cabeza
ke loco no?
creo ke husmearé mas seguido x akí
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