Esta soy yo, a los treinta y un años de edad.
La misma que cuando tenia ocho años, creia que las almendras se sacaban de los cuescos de durazno.
La misma que vomitaba antes de ir al colegio de monjas.
La misma que en segundo basico tuvo piojos y dijo a sus compañeras que eran coleópteros.
La misma que a los quince años escribía poemas terribles (de malos).
La misma que se enamoró tres veces y dijo nunca más.
La misma que estuvo dos veces en un recinto psiquiátrico (y no de visita).
La misma que cuando quizo ir otra vez a Machu Picchu, terminó en Pichilemu.
La misma que trató de apedrear la galería Isabel Aninat.
La misma que lavaba pantalones con shampoo de manzanilla en el sur.
La misma que dejó de comer carne porque entendió.
La misma que toda la vida quiso estudiar literatura y nunca se atrevió.
La misma que se emborrachó 435 veces.
La misma que cuando tiene sueño se agarra un mechón de pelo.
La misma que cuando chica decía que cuando grande quería ser turista.
La misma soñadora empedernida que quiere aprender a levitar.
Esta soy yo, a los treinta y un años de edad,
La que ya no se avergüenza de nada.
3 comentarios:
Felicidades, felicidades, felicidades…
Tómeselo con calma, señorita; procure reconciliarse con la vergüenza; Recuerde que el número de amigos es inversamente proporcional a los años cumplidos; y que las lágrimas también alivian, limpian, borran, lavan.
Un brazo, beso, buenos deseos y esas cosas.
PS
Bonito blanco y negro que resulta ser usted.
Casi parece una letra de Sabina...
Sigue fiel a tu organismo, y total, 31 es 13 al revés
Sigue siendo la misma, tan llena de simplicidades y tan auténtica.
Tan de verdad,tan maravillosamnete humana. Con ingenuidades y desverguenzas. Esa inocente madurez no la pierdas jamás.
Enhorabuena. Me ha gustado leerte
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