23.1.08

Pasajera nn (parte 1)

Podría perfectamente estar en Arizona. O en algún lugar del desierto de Sonora. Pero no. Aunque los cerros , los matorrales secos y los cactus que desfilan por las ventanillas, a ambos lados de la carretera, tengan intenciones de hacerme creer otra cosa. Grandes trozos de roca son acariciados por el viento de la tarde. Yo no sé bien hacia donde voy. Con la vista, sigo los camiones que supuestamente tienen frenos de aire. ¿Cómo puede ser posible que el aire los frene? Me desconcentra la pantalla de TV que tengo a la izquierda. ¿Qué monos pinta una escena de sexo en una película de artes marciales? Se acaba la escena y todos los pasajeros de este extraño bus vuelven a su sopor habitual después de tantas horas de viaje. Yo simplemente continuo escribiendo y mirando por la ventana los áridos cerros, pensando cada vez que leo un letrero que no tengo mucha idea de geografía. El norte y el sur se me confunden, los nombres de las ciudades que pasamos no me dicen nada. En una ciudad alguien me está esperando; un persona cualquiera, en una ciudad cualquiera. No sabe que me está esperando pero yo sí lo sé. Sonrío y me acomodo los lentes de sol porque el bus ha cambiado de dirección y el calor por momentos se torna insufrible. Quisiera apagar esta película de Van Damme que, podría asegurarlo, nadie está viendo. Es la segunda del viaje. Un bus nos toca la bocina y se pierde lentamente en la carretera. (Continuará)

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