¿Oyó alguna vez hablar de gente que habla sola? sii, el típico loquito o loquita que va por la calle, hablando con el viento y enrollándose un mechón de pelo. Ahora a su alcance, aquí en la red. Entre ya! y entérese de todas esas cosas que no le interesan a nadie...
23.11.06
19.11.06
quien dijo que me gusta el ocaso?
absolutamente. me gustaria escribir cosas mas alegres, me gustaria sonreir mas, y de hecho, lo hago bastante a menudo... quien lee puede llevarse una impresion erronea, ya que se queda con la imagen de un ser oscuro y doliente, pues eso destilan mis textos: rabias, desilusiones, penas... y cosas absurdas. pero simplemente se trata de que lo alegre es mucho mas dificil traerlo al papel (o a la pantalla). es mas facil purgar malos sentimientos dejandolos por escrito, es catártico.
pero no soy un alma en pena todos los dias todo el dia.
a veces, incluso en mi mundo, sale el sol.
17.11.06
el mal
el mal es sentirse solo, el mal es ansiar que alguien comparta su aire contigo, el mal es estar aparte del resto del mundo, temblando de miedo, sin entender por qué debemos seguir en eterna cuarentena. el mal es no tener pasado ni futuro ni mucho menos presente. el mal es sentir una amargura que te corroe y que te clavetea todo el cuerpo. el mal es darle un estado físico a la soledad.
el mal es la sombra que te acompaña siempre y que a ratos te devora. el mal es escuchar el ruido de mucha gente hablando al mismo tiempo y no entender lo que dicen y estar mudo, el mal es no saber hablar, es no saber escribir, es no saber amar
(se).
15.11.06
lana
Una hebra de lana parte desde mi pie izquierdo, gira alrededor de mis piernas, cubre mis rodillas y muslos, abraza con firmeza mi pubis, rodea mis nalgas, sube por mi cintura, cosquillea mi ombligo, se enrolla lentamente en mis costillas, raspa mis doloridos pezones, se asoma por debajo de mi axila izquierda, baja por mi brazo, inmoviliza mi codo, llega hasta mi mano siniestra, amarra cada uno de mis dedos, que tratan de huir, hacia mi cabeza, rascando mi cabeza. La hebra de lana aprovecha la ocasión y se confunde con mi pelo, amarra mis ojos, nariz, oreja, boca, aparece y desaparece entre mis dientes, baja por mi mentón, cubre completamente mi cuello, tuerce hacia el hombro derecho, baja por el tenso brazo que termina en mi último bastión, mi mano, la que sostiene este lápiz... y luego la dichosa hebra de lana se derrite en sangre negra, cuyos coágulos vienen a dar a este viejo cuaderno, cuaderno que es en sí una promesa, la promesa de que algun día podré liberarme de mis ataduras de lana, que no son ni más ni menos que mis pensamientos interminables y absurdos.
2.11.06
Natación
1.11.06
se me cayó un tornillo o dos
te ha pasado que ya no quieres pensar?
yo quiero pensar que, allá, al otro lado de la pantalla, hay alguien que lee esto y que tampoco quiere pensar mas nada. quiero pensar que mis pensamientos van a guardar silencio por un rato y que allá al otro lado de la pantalla estás tú, está alguien acompañándome en un minuto de mental silencio.
no quiero pensar. me pesa esta cabeza de plomo, esta mente-serpiente que está susurrándome todo el tiempo que algo anda mal.
quiero destornillarme la cabeza y dejarla en el velador!
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