IDENTIDAD

Esto de internet tiene sus cosas locas; sus costos, sus gastos y sus desgastes. Lo que es mío deja de ser mío al momento de ser leído/absorbido por pupilas ajenas. Pero lo mío siempre sera mío ya que mis ideas NO PUEDEN surgir del cerebro de otra persona. En música le llaman plagio, cuando una canción es interpretada por otra persona, y esta persona no hace alusión a que dicha canción, melodía, o lo que sea, es creación original de otro. Y sí, estas letras estan motivadas por lo que sucedió con Rocío, una chica que conocí alguna vez, quien al parecer gusta mucho de mis textos ( cosa que me halaga sobremanera) ya que los sube a su fotolog. El problema es que al subirlos olvida mencionar que no fue ella quien creó dichos textos. Lo mío es mío y es tuyo y es de todos, pero por favor, no olvides que hay algo que se llama individualidad, no somos clones : tenemos almas distintas. Además, internet es gigante, pero funciona igual que un pueblo pequeño: todo se sabe, estamos todos conectados. (y si esta fue una broma de mal gusto... llega a ser medio macabra...) -------------- Me presento. Mi nombre es Chris Pamela Cornejos Caro. Tengo 28 años. No sé cuando comencé a escribir; no recuerdo ya el comienzo de esta relación de amor y odio con el papel, el lápiz y posteriormente con teclados y pantallas. Al escribir vuelco el tintero lleno de sangre, sudor y entrañas que llevo en mi mente. Al escribir realizo un exorcismo contra mis monstruos y mis fantasmas, y esto me permite seguir respirando y caminando por este pequeño mundo al que vine a dar sin saber por qué. Estos son mis trozos, esto es mi cuerpo, que (me) doy a comer en una eucaristía caníbal. Estas letras son gotas de mi sangre, que (me) doy a beber en un acto de infantil vampirismo. Lo que escribo son las patadas que le doy a esta pelota que se llama mundo... mi mundo. Y debo reconocer que el mundo a veces es un poco traidor... y sabe cómo herirme. También debo reconocer que soy porfía pura, y que me apasiona la búsqueda. Siga participando, me dice burlonamente el destino. Y yo, con el ímpetu que me regala la IRA que llevo siempre en mis intestinos, le hago caso y sigo adelante.