5.8.06

ahora vuelvo a mi vida, como quien se apresta a morir...

El viento helado golpeaba fuerte esa mañana, y arrancó de mis ojos irritados algunas lágrimas en cámara lenta. Mientras apuraba el paso de mi atrasado caminar, sentía latir mi corazón con una lentitud marcada y pasmosa. Respiré hondo, y entorné la puerta vidriada, creo que fue en ese preciso instante que tomé la desición. Ahora es cuando. (pensé en tomarme las pastillas primero, pero luego lo pensé mejor, y decidí actuar en pleno uso de mis perturbadas facultades mentales). Subí la escalera ágilmente, me peiné las cejas con la mano, para que mi cara de penuria eterna no tuviera un aire demasiado patético y di tres golpes en la puerta. - Pase, dijo mi jefe.