Lo lindo de decir "Nunca más tomo" es que tenemos la certeza de que es una frase que nunca dejará de ser sólo un propósito. Nadie esperará que realmente lo llevemos a cabo.
La gracia de decir "Voy y vuelvo" es que el "vuelvo" no implica un cuándo, un cómo ni un dónde.
"La próxima vez, yo invito". Sueña con que habrá una próxima vez.
"No eres tu, soy yo"... No me gustas, y no quiero herirte pero simplemente me da paja inventar alguna excusa creativa para terminar.
"Te llamo" una bella forma de decir "que lata me das, si en algun momento llego a estar soberanamente aburrido/a puede existir una pequeña posibilidad de que te llame"
Y la lapidaria:
"Eres lo peor que me ha pasado" (Te amo, maldición!)