(Fuente:http://espanol.babycenter.com/pregnancy/parto_atipico/nalgas/ ). ...Y he seguido siéndo una desorientada profesional a lo largo de la vida, en muchos aspectos. Espacialmente, me cuesta bastante discriminar cual es mi derecha y cual es mi izquierda, lo que a menudo me hace sentir "perdida en la ciudad". He caminado muchas veces hacia el lado contrario, o salido del metro hacia el lado que no era. Muchas veces en mi trabajo le he dicho a las personas que me preguntan, que doblen a la izquierda, y les indico su derecha. Desorientada total. En el aspecto académico, también. Cuando estaba en el colegio no tenía idea a qué dedicarme en el futuro, lo único que tenía claro es que me gustaba leer. Por descarte opté por la Bibliotecología (biblioteca=libros, libros y libros, según yo) y después me di cuenta de que la carrera se enfocaba en la administración de una biblioteca, creación de bases de datos de títulos en existencia, adquisiciones, etc. Me retiré tras dos años, para cambiarme de universidad y estudiar historia y crítica de ARTE. Qué lindo... lo que se llama idealismo, no? Me topé con un mundo anquilosado y sin esperanza, donde para "ser alguien" debes aprender a citar de memoria lo que otros han dicho en sus libros mucho antes de que tu nacieras. Zzzzzzz. Duré cuatro años, y al cuarto me retiré con depresión severa. La psicóloga de ese tiempo me hizo un montón de test vocacionales, y determinó que yo debía estudiar algo de corta duración, de caracter técnico, ojalá relacionado con viajes o con idiomas. Así es que llegué al fascinante mundo de la Traducción Inglés-Español. Duraba solamente dos años y al fin pude terminar una carrera. Lamentablemente, las carreras del instituto en ese tiempo no eran reconocidas por el Ministerio de Educación. Nunca encontré pega. (a decir verdad, tampoco busqué mucho, el mercado de la traducción es muy inestable y no muy bien remunerado). Tras un tiempo, se me ocurrió estudiar ...¡peluquería! Pero cuando me fui a matricular no quedaban cupos, por lo cual la vendedora me sugirió ..."¿Y porqué no estudia Masoterapia???? Es una carrera nueva y muy interesante, masaje terapéutico y rehabilitación deportiva..." No lo pensé dos veces. Estuve un año lidiando con los diversos tipos de amasamientos musculares. Me dió tendinitis. Ahí quedó la camilla portátil que me regaló mi familia... Y después de eso decidí que mi verdadera vocación siempre ha sido, fué y será estudiar Literatura. Ojalá algún día ese sueño se haga realidad. Aunque sea la alumna más octogenaria del curso...
Y no voy a hablar esta vez de mis desorientaciones sentimentales... sería Musho, Lusho!!!