I.
Cuando estaba en el colegio no sabía que quería estudiar después. Lo único que me gustaba hacer era leer y escribir. Mis habilidades sociales dejaban mucho que desear: pasaba mis horas en la biblioteca, a salvo de la vida, empapándome de papel y tinta seca.
Y llegada la hora, entré a estudiar "Bibliotecología y Documentación". ¿Qué más podría hacer alguien que pasaba sus horas en la biblioteca?
Ese fue mi primer error: mi alma es de lectora, no de bibliotecaria.
Pasaron dos años y junto con ellos el dolor del primer amor no correspondido. Mi corazón infantil tenía que salir corriendo, tenía que refugiarse en algo bello, en algo "sublime"...
Me fui a estudiar "Teoría e Historia del Arte".
Como la vez anterior, pensé en estudiar Literatura, pero quise algo más amplio, pues quería aprender de todo: música, pintura, escultura, letras y todas las manifestaciones.
Típico error nº 2: no hay nada más prosaico que ser Crítico de Arte...