29.3.07

De Ahorcados y Ciegos

Sube un joven de ojos enormes. Se sienta en un rincón, en el suelo y saca un libro de Marta Brunet. "Es bello el muchacho", me digo, y decido atisbarlo por el reflejo de la ventana.
Estación siguiente, sube un señor con un gancho de ropa y lo cuelga en la agarradera. Resultado: me obstruye la visión. Sé que el joven hermoso de labios apretados sigue allí, pero no lo veo, y él, absorto en su libro, no ve a nadie. Y odio ese vestón azul marino que se balancea frente a mí como un ahorcado, obligándome a mirar por la ventana una, y otra, y otra estación en borroso desfile frente a mis ojos.
Entonces ocurre una especie de milagro, la persona que está sentada frente a mí se pone de pie para bajarse y el hombre del terno quita su colgador y se sienta. Es mi oportunidad para observar al joven que ha guardado ya su libro de Marta Brunet; sus ojos enormes me miran de reojo y: decepción, no miran mi rostro sino mis piernas, y comprendo que la batalla ya está perdida, pues él bosteza descaradamente, mirando nada más que mis piernas. Luego me alegro de que el metro se llene, ojalá que se vaya repleto, para que él no pueda verme mientras yo escribo, escribo y escribo, sin saber si él ya se bajó o sigue ahí; o si yo ya me bajé, o sigo aquí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bacan la rapidez del relaro ... me atrapo como un corto ... iba imaginando todo.

Bacan bacan... me gusto mucho.

Saludos

Anónimo dijo...

PS:
Donde dice "relaro".
Debe decir "Relato".

Gracias

Anónimo dijo...

Primis! gracias por el comment... no sabìa que tenìas blog, siempre es bueno descubrir cosas nuevas... me gustò tb el relato... àgil, da pa pensar *.° kriños!!